lunes, 19 de noviembre de 2012






Echaba de menos a Hogwarts tanto que era como tener un dolor de estómago constante. Se perdió el castillo, con sus pasadizos secretos y los fantasmas, sus clases, el correo que lleguen en lechuza, banquetes para comer en el Great Hall, durmiendo en su cama con dosel en el dormitorio de la torre, visitando el guardabosque, Hagrid en su cabaña junto al Bosque Prohibido en los jardines, y, sobre todo, de Quidditch, el deporte más popular en el mundo mágico. Pero más que nada, Harry perdió sus mejores amigos.





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